Con años de experiencia en el campo, mi enfoque se centra en ofrecerte un acompañamiento cálido y personalizado para ayudarte a superar tus desafíos y alcanzar tus metas.
¡Hola! Soy psicóloga sanitaria y CEO de Turbón Psicología.
Creé este proyecto porque mi misión es acompañar a personas para que puedan enfrentar sus miedos en momentos de oscuridad y ayudar a construir una vida auténtica llena de valor y significado.
¿Por qué? Dicen que todos los psicólogos estamos locos. Yo siempre veo belleza detrás de cada historia triste, amor detrás de cada ruptura y fuerza en momentos de vulnerabilidad. Así que debo de estar para encerrar.
Pero los locos siempre decimos la verdad, confía en mi.
¡Cuenta con mi hacha!


Ya llevo unos cuantos años viendo pacientes, varios cientos de personas.
¿Y sabes qué?
Cada año que pasa estoy más convencida de que la clave de todo está en que trabajemos juntos, codo con codo.
Cuando empecé a trabajar online, por la pandemia, jamás creí lo que iba a ocurrir…
Imaginaba que la terapia a distancia, lejos físicamente de mis pacientes, acabaría haciendo que la relación se enfriase y abandonasen.
Sin embargo, la mayoría de ellos se quedaron conmigo en esas sesiones desde el calor de nuestras casas. Y estas personas mejoraron de una forma espectacular. Y no solo mejoraron, sino que me presentaban a sus mascotas, me enseñaban el cuadro que habían pintado o la pequeña “reformita” que habían hecho en su tiempo libre.
Compartían conmigo las cosas que les hacían ilusión, dándonos una oportunidad de oro para explorar y fortalecer aspectos terapéuticos que jamás había conseguido trabajando en la consulta del hospital, donde había estado hasta entonces.

¡Hola! Mi nombre es Marina y soy psicóloga sanitaria.
Mi misión como psicóloga consiste en poder acompañarte a transitar tus sufrimientos, ayudándote a crear una vida significativa en las que entiendas y aprendas a gestionar y relacionarte de otro modo con tus emociones, te reconcilies con tus sombras, sanes tus heridas y desarrolles y expandas tu máximo potencial, tu luz, tu esencia.
Permitirte la oportunidad de emprender un camino hacia el autoconomiento a través de la terapia es una decisión muy valiente, y dolorosa, en muchas ocasiones, pero llena de crecimiento y aprendizajes de gran valor. En este viaje yo seré tu guía, te ayudaré y te daré todas las estrategias que puedas necesitar durante tu camino, estaré a tu lado en los tramos más difíciles ofreciéndote todo mi apoyo, pero serás tú quién deberá recorrerlo.
A través de la aceptación, el contacto con el momento presente y la alineación entre tus valores personales y tus acciones diarias, aprenderás a relacionarte de otra manera contigo mismo y a construir un día a día lleno de sentido.
Mi enfoque psicológico se fundamenta en la Terapia Cognitivo Conductual y la Terapia de Aceptación y Compromiso, sin embargo, mi constante formación me permite integrar conocimientos y técnicas de otros modelos, adaptando el proceso terapéutico a tus necesidades.
Gracias por dedicar estos minutos a conocerme, y aún más importante, a buscar un espacio donde aprender a cuidar de tu salud mental. Estoy deseando conocerte

¡Hola! Mi nombre es Jorge y soy psicólogo sanitario.
Creo en la capacidad de las personas para superar sus desafíos y mejorar su calidad de vida. A través de un acompañamiento personalizado, te ofrezco herramientas para gestionar emociones, tomar decisiones más conscientes y lograr un bienestar integral.
Mi objetivo es ayudarte a encontrar soluciones a tus inquietudes, brindar apoyo en momentos de dificultad y acompañarte en tu proceso de autodescubrimiento y transformación.
Si estás buscando un espacio de escucha activa y acompañamiento profesional, aquí encontrarás un lugar donde tu bienestar y tu salud mental son la prioridad.
Mi enfoque de trabajo parte de la base de ofrecer una atención individualizada que tenga en cuenta los diferentes factores personales, contextuales y estructurales que rodean a la persona, porque solo así recibirás una atención efectiva y de calidad.
Soy de las personas que considera que una persona es más libre para decidir la vida que quiere cuando conoce el por qué de sus decisiones y sensaciones.
Por este motivo, mi objetivo como psicólogo será poner a tu disposición todos mis conocimientos y herramientas basadas en la evidencia científica para que logres un mayor autoconocimiento y desarrolles nuevas estrategias que te permitan conseguir llevar la vida que mereces y quieres.
¡Hola! Mi nombre es Marina y soy psicóloga sanitaria.
Mi misión como psicóloga consiste en poder acompañarte a transitar tus sufrimientos, ayudándote a crear una vida significativa en las que entiendas y aprendas a gestionar y relacionarte de otro modo con tus emociones, te reconcilies con tus sombras, sanes tus heridas y desarrolles y expandas tu máximo potencial, tu luz, tu esencia.
Permitirte la oportunidad de emprender un camino hacia el autoconomiento a través de la terapia es una decisión muy valiente, y dolorosa, en muchas ocasiones, pero llena de crecimiento y aprendizajes de gran valor. En este viaje yo seré tu guía, te ayudaré y te daré todas las estrategias que puedas necesitar durante tu camino, estaré a tu lado en los tramos más difíciles ofreciéndote todo mi apoyo, pero serás tú quién deberá recorrerlo.

A través de la aceptación, el contacto con el momento presente y la alineación entre tus valores personales y tus acciones diarias, aprenderás a relacionarte de otra manera contigo mismo y a construir un día a día lleno de sentido.
Mi enfoque psicológico se fundamenta en la Terapia Cognitivo Conductual y la Terapia de Aceptación y Compromiso, sin embargo, mi constante formación me permite integrar conocimientos y técnicas de otros modelos, adaptando el proceso terapéutico a tus necesidades.
Gracias por dedicar estos minutos a conocerme, y aún más importante, a buscar un espacio donde aprender a cuidar de tu salud mental. Estoy deseando conocerte

Reserva ahora tu sesión gratuita de 20 minutos, nos conocemos y nos cuentas tu problema.
Estamos seguros de que podremos ayudarte!
ULTIMAS NOVEDADES EN EL MUNDO DE LA PSICOLOGÍA


Autoexigencia y perfeccionismo: cómo dejar de vivir bajo presión constante y recuperar tu bienestar emocional
Leer más »
Autocuidado emocional: la herramienta que necesitas para no romperte en un entorno que siempre exige más
Leer más »
- Grado en Psicología (Universidad de Oviedo)
- Máster en Psicología General Sanitaria (UNIR)
- Máster en Psicoterapias del Bienestar Emocional (ISEP)
- Máster en Terapias de Tercera Generación y aplicación de las nuevas tecnologías a la psicoterapia (ISEP)
- Sexología (Curso extensión UNIOVI)
- Primeros Auxilios Psicológicos (UAB)
- Stanford Introduction to Food and Health (Universidad de Stanford)
- Perfilación Criminal y Victimología (UNIR)
- Especialista Universitario en Intervención en Trauma: EMDR (UNIR)
- Monitora Base de Yoga (FEDA)
- Curso práctico de intervención en imagen corporal (Grulla Formación)
- Curso práctico de intervención en trauma (Refugio para psicólogas)
- Formación de estrategia en la terapia (Escuela PaloBajo – Cetebreu)
- Curso sobre terapia de aceptación y compromiso ACT (AEPSIS)
- Curso de Análisis Funcional aplicado a la intervención clínica (ITEMA)

Sabes que no estás bien. Te levantas ya con el cuerpo en tensión, la cabeza va más rápido que tus decisiones, y cada día se siente como un nuevo sprint que te aleja un poco más de ti. Pero como eres alguien capaz, como “puedes con todo”, te dices que es una mala racha. Que ya pasará. El problema es que no pasa. Y lo que llamabas “estrés” ya ha empezado a dejar huella en tu cuerpo, tu ánimo, tu forma de relacionarte y de rendir.
En este artículo te hablo como psicóloga, pero también como emprendedora. He estado ahí. He sostenido proyectos, equipos y pacientes mientras ignoraba mis propios síntomas y necesidades. Y he aprendido que el estrés no atendido, pasa factura. Que no se trata de debilidad, sino de biología. Y que si sabes identificar las señales, puedes prevenir males mayores.
Este texto no es para asustarte. Es para darte información útil, basada en ciencia, para que tomes decisiones desde la conciencia y no desde la urgencia.
¿Qué es el estrés prolongado y por qué deberías prestarle atención?
El estrés no es malo en sí. Es una respuesta natural del organismo ante demandas o amenazas. Nos activa, nos enfoca, nos ayuda a resolver problemas. Pero cuando esa activación se vuelve constante, cuando el sistema no encuentra pausa ni recuperación, hablamos de estrés crónico o prolongado.
A diferencia del estrés agudo —puntual, intenso pero limitado en el tiempo—, el estrés prolongado se instala sin pedir permiso y desgasta en silencio. Afecta al cuerpo, al estado de ánimo, a las decisiones que tomas y a tu manera de relacionarte contigo y con los demás.
¿Y por qué es tan peligroso? Porque es progresivo y fácil de normalizar. Especialmente si tienes un perfil autoexigente, si estás siempre resolviendo, si llevas mucho tiempo en modo “debería”.
Síntomas del estrés prolongado que se manifiestan en el cuerpo
Tu cuerpo es el primero en darte señales de que algo no va bien. Pero muchas veces esas señales se silencian con cafeína, antiinflamatorios o rutinas frenéticas. Aquí algunos de los síntomas físicos más habituales:
1. Dolores de cabeza frecuentes y tensión muscular
¿Te duele el cuello, los hombros o la mandíbula casi todos los días? ¿Te levantas con dolor de cabeza o sensación de resaca aunque no hayas bebido? La tensión muscular mantenida es un clásico del estrés crónico. El cuerpo se mantiene en modo alerta, los músculos no terminan de relajarse, y el dolor se vuelve parte de tu “estado base”.
2. Problemas digestivos: cuando el estómago también avisa
Náuseas, hinchazón, acidez, cambios en el ritmo intestinal… El aparato digestivo es altamente sensible al estrés. No es casualidad: hay una conexión directa entre cerebro y el intestino. Muchas personas viven años con “colon irritable” sin sospechar que detrás hay un estrés sostenido no gestionado.
3. Insomnio o sueño no reparador
El descanso es una de las primeras víctimas del estrés crónico. Cuesta dormir o te despiertas varias veces por la noche. A veces el cuerpo está agotado pero la mente no se apaga. Otras, duermes muchas horas pero te levantas igual de cansado. Sin descanso real, tu capacidad de foco, memoria y regulación emocional se deteriora.
4. Cambios de peso y apetito
Hay quienes comen de más, otros pierden el apetito. El estrés puede alterar tanto las señales fisiológicas del hambre y saciedad, como la forma en que comes: rápido, sin saborear, sin conciencia. También impacta en el metabolismo, dificultando la regulación del peso corporal.
5. Bajada de defensas
¿Te resfrías con frecuencia? ¿Te cuesta recuperarte de cualquier virus? El estrés sostenido afecta directamente al sistema inmunitario, dejándolo más vulnerable. A largo plazo, puede contribuir al desarrollo de enfermedades autoinmunes o inflamatorias.
Señales emocionales y conductuales que alertan de que estás sobrepasado
El cuerpo no es el único que habla. Tus emociones, tus reacciones, tu forma de estar en el mundo también cambian cuando el estrés se vuelve crónico.
1. Ansiedad constante y sensación de amenaza difusa
No es solo que estés preocupado. Es que no puedes parar de preocuparte. Como si tu mente estuviera buscando en qué fallar o qué puede salir mal. Vives con una sensación de urgencia o amenaza constante, que no se justifica con lo que realmente está ocurriendo. Y eso agota.
2. Irritabilidad y cambios bruscos de humor
Saltas por cualquier cosa. Pequeñas frustraciones se vuelven gigantes. Y luego viene la culpa por haber reaccionado así. El estrés prolongado disminuye tu ventana de tolerancia emocional al malestar: vives más reactivo, menos paciente, menos tú.
3. Desconexión social
Empiezas a evitar planes. No porque no quieras a la gente, sino porque no tienes energía para sostener interacciones. Te aíslas. A veces incluso te molesta que te pregunten cómo estás. Y la soledad se instala, aunque estés rodeado de gente.
4. Refugio en hábitos compensatorios
Comer por ansiedad, beber más de la cuenta, fumar, engancharte a pantallas, procrastinar de forma compulsiva… No es falta de voluntad. Es una forma de calmar un sistema nervioso sobrepasado. Pero si no se interviene, estos hábitos tienden a agravar el malestar.
Causas habituales del estrés prolongado en personas exigentes
No todos vivimos el estrés por las mismas razones, pero hay ciertos factores que se repiten en personas con perfiles de alto rendimiento.
1. Sobrecarga laboral (y autoimpuesta)
Más allá del volumen real de trabajo, muchas veces lo que genera el malestar es la sensación de que nunca es suficiente. Saltar de tarea en tarea, sin pausas ni reconocimiento, puede ser agotador. Y si además te cuesta delegar, poner límites o decir que no, el cóctel está servido.
2. Inestabilidad relacional
Relaciones tensas, discusiones frecuentes, falta de apoyo emocional… Cuando el entorno más cercano deja de ser fuente de refugio y se convierte en una amenaza, el estrés se multiplica. Y más aún, si no sientes que puedes hablarlo abiertamente.
3. Preocupaciones económicas persistentes
Las finanzas no resueltas generan una presión de fondo que nunca descansa. Ya sea por deudas, miedo a perder clientes, cambios en el mercado o falta de ingresos estables, la incertidumbre financiera mantiene tu sistema de alerta en un estado de activación crónica.
Consecuencias del estrés sostenido en tu bienestar físico y mental
1. Enfermedades cardiovasculares
La exposición prolongada al cortisol aumenta el riesgo de hipertensión, inflamación sistémica y problemas cardíacos. Es un desgaste silencioso que muchas veces no se detecta hasta que da un susto.
2. Depresión y otros trastornos del estado de ánimo
El estrés prolongado no tratado puede desembocar en trastornos depresivos. Ya no es solo que estés cansado, es que pierdes el sentido de las cosas, te cuesta disfrutar, y te invade una especie de niebla emocional.
3. Burnout
El famoso síndrome del trabajador quemado no aparece de un día para otro. Es el resultado de años de exigencia desregulada, falta de autocuidado y ausencia de pausas reales. Y sí, puede pasarte aunque ames lo que haces.
¿Qué puedes hacer? Estrategias efectivas para cortar el bucle en el que te encuentras
No hay una única fórmula, pero hay muchas cosas que puedes hacer —pequeñas y grandes— para empezar a recuperar el equilibrio.
1. Mueve el cuerpo
No por estética. Por biología. El ejercicio libera endorfinas, regula el sistema nervioso y te ayuda a salir de la rumiación mental. No hace falta que empieces con una maratón. Caminar media hora, bailar, hacer yoga o entrenar pesas con una intensidad moderada (o correctamente dosificada, pautada por un profesional) puede marcar la diferencia.
2. Duerme como prioridad (no como lujo)
No “cuando puedas”. No “si te da tiempo”. Haz del sueño un pilar innegociable. Ajusta horarios, reduce pantallas por la noche, reduce la cafeína por la tarde, crea una rutina de desconexión… Dormir bien no es un premio, es una necesidad biológica.
3. Come para nutrir, no para tapar
Una alimentación equilibrada ayuda a regular tus niveles de energía, calma tus emociones y mejora tu capacidad de respuesta ante el estrés. No necesitas una dieta perfecta. Solo más conciencia sobre ella, eligiendo más alimentos reales y menos comer por ansiedad.
4. Reconecta con personas que te sostienen
El aislamiento te debilita. Volver a hablar, pedir ayuda, reír con alguien, compartir cómo te sientes… Aunque al principio no te apetezca mucho. Todo eso repara. No tienes que contarlo todo, pero sí permitirte salir del bucle en el que solo tú sostienes todo.
Cuándo es momento de buscar ayuda psicológica
Puede que estés leyendo esto y reconociendo varios síntomas. O puede que aún dudes si es “para tanto”. Aquí van algunas señales de que sí es el momento de pedir ayuda profesional:
- Llevas semanas o meses sintiéndote agotado y sin ganas.
- Te cuesta disfrutar de lo que antes te ilusionaba.
- Has perdido el control de tus hábitos (comida, sueño, reacciones emocionales).
- Tu cuerpo lleva tiempo gritándote con molestias, tensiones o enfermedades.
- Te sientes solo, incluso cuando estás acompañado.
¿Y si ya has probado “de todo”?
Si has intentado meditar, hacer ejercicio, leer libros de autoayuda o hablar con amistades y aun así, no mejoras… no es que estés fallando. Es que el problema necesita un abordaje más personalizado. Y ahí entra la psicoterapia.
Una psicoterapia rigurosa, basada en evidencia, no te da consejos genéricos. Te ayuda a entender qué está manteniendo tu malestar, cómo funcionas tú y qué herramientas puedes usar de forma realista y sostenible.
No estás roto. No estás débil. Estás sobrepasado. Como muchas personas que sostienen demasiado durante demasiado tiempo sin permitirse parar.
Lo que sientes no es algo que debas seguir aguantando. Y si has llegado hasta aquí, ya estás un paso más cerca de hacer algo distinto.
En este gabinete te ofrecemos un espacio seguro, profesional y adaptado a tu realidad. No vendemos soluciones mágicas. Trabajamos contigo para que recuperes el control, el foco y el bienestar. Para que no solo aguantes, sino que vivas con presencia, energía y propósito.Si esto resuena contigo, agenda hoy tu primera sesión.
Estás a tiempo de dejar de sobrevivir y empezar a vivir.