Tabla de contenidos

1. “¿Por qué ahora discutimos tanto?”
Tal vez te lo preguntas en silencio.
¿Por qué discutimos tanto ahora? ¿Por qué parece que ya no somos equipo?
Puede que desde que nació tu bebé, sientas que las cosas han cambiado entre vosotros.
Que discutís por todo, que te sientes sola incluso cuando estás acompañada, que te duele no sentirte comprendida.
Y no es solo el cansancio. Es esa sensación de tener que sostenerlo todo tú.
De que nadie ve lo que cargas.
De que necesitas apoyo, pero recibes quejas.
De que estás dando todo lo que tienes… y aún así no parece suficiente.
Los conflictos de pareja durante la maternidad no son extraños, pero eso no los hace menos duros.
Sobre todo cuando ocurren justo en el momento en el que más vulnerable te sientes, cuando más necesitas sentirte cuidada, comprendida, abrazada.
La buena noticia es que no estás sola.
Muchas mujeres pasan por esto.
Y hay maneras de entender lo que está ocurriendo y reconstruir el vínculo desde un lugar más honesto, más fuerte y más compasivo.
Porque tú también importas.
Y lo que sientes merece ser escuchado.
2. ¿Qué cambia en la pareja cuando llega un bebé?
La llegada de tu bebé lo ha cambiado todo.
Tu cuerpo, tus ritmos, tus prioridades… y también tu relación de pareja.
A veces te miras en el espejo y no sabes muy bien quién eres ahora.
Y cuando miras a tu pareja, puede que tampoco lo reconozcas del todo.
La maternidad transforma. Y con ella, se transforman también los vínculos.
Pero nadie os prepara para eso.
🔹 Sientes que lo llevas todo tú
El cansancio pesa. La carga mental pesa.
Estás pendiente de todo: horarios, tomas, pañales, visitas, médicos, emociones, sueño…
Y a veces parece que él simplemente “ayuda”, mientras tú sostienes el mundo entero.
Esa desigualdad, aunque no se diga, se nota. Y duele.
🔹 No hay tiempo para ti… ni para vosotros
Desde que nació el bebé, puede que no recuerdes cuándo fue la última vez que te sentaste a respirar sin prisa.
Ni cuándo pudiste hablar con tu pareja sin interrupciones ni tensión.
Ya no hay momentos de calma.
Y sin esos espacios, la conexión se va apagando.
🔹 El deseo ha cambiado
Es normal. Tu cuerpo ha pasado por mucho.
Quizá ahora el sexo no está en tu lista de prioridades.
O quizás te gustaría recuperar esa intimidad, pero no sabes cómo.
Y entre expectativas, silencios y malentendidos, el deseo se convierte en otro conflicto más.
🔹 Sientes que tus necesidades han cambiado
Quizás ya no necesitas que te digan que todo saldrá bien, sino que alguien te abrace y te diga: “Estoy aquí, puedes descansar”.
Pero a veces, tu pareja no lo ve. Y tú no sabes cómo pedirlo sin sentir culpa.
Los conflictos de pareja durante la maternidad no surgen de la nada.
Son el reflejo de todo lo que se mueve dentro de ti.
Y también de lo que no se dice, lo que no se reparte, lo que no se ve.
No estás loca.
No estás sola.
Y no es culpa tuya.
Nombrarlo es el primer paso.
Porque solo desde ahí, desde la verdad de lo que vives, se puede empezar a reconstruir.
3. Los conflictos de pareja más comunes durante la maternidad
Cuando discutís, puede que sientas que todo estalla por algo pequeño: un comentario, una mirada, una noche mal dormida. Pero en realidad, lo que duele va mucho más allá. Detrás de cada reproche, suele haber una necesidad no atendida, un deseo de ser vista, de ser cuidada.
Y aunque cada pareja es distinta, muchas mujeres viven conflictos de pareja durante la maternidad que se repiten con distintos matices. Si te ves reflejada en alguno de estos, que sepas que no estás sola:
🔹 La falta de comunicación real
¿Te pasa que habláis, pero no os escucháis?
¿Que solo intercambiáis instrucciones logísticas?
“Dale el biberón.”
“Ponle el body azul.”
“¿Compraste pañales?”
Conversaciones prácticas… pero ninguna que hable de cómo estáis.
Y tú necesitas algo más que logística: necesitas sentirte acompañada.
🔹 Las diferencias en la crianza
Tú quieres colecho, él o ella no.
Tú sientes que hay que cogerle en brazos, él o ella cree que se malacostumbra.
Tú lees, te informas, conectas… y él o ella no parece implicarse igual.
Cada diferencia se vive como una falta de apoyo. Como si estuvieras criando sola.
Y eso no solo genera discusiones, sino también dolor.
🔹 Las expectativas no expresadas
Tal vez esperabas que tu pareja se levantara más por las noches.
O que te preguntara cómo estás sin que tú tengas que decirlo.
Pero no ocurre.
Y al no hablarlo, esa decepción se convierte en distancia… y en conflicto.
🔹 El cansancio como enemigo invisible
Estás tan agotada que no puedes más.
Y él o ella también lo está, pero lo vive distinto.
En vez de uniros, el cansancio os separa.
Las discusiones surgen cuando más necesitáis estar en el mismo bando.
A veces, los conflictos de pareja no son por lo que parece.
Son gritos silenciosos que dicen:
“Mírame.”
“Estoy desbordada.”
“No me dejes sola en esto.”
Y aunque duelan, también pueden ser una oportunidad.
Una llamada a revisar lo que necesita cambiar.
Una invitación a hablar de verdad.
4. Detrás del conflicto: lo que realmente estás necesitando
A veces sientes que estás discutiendo por tonterías:
Por quién hace qué, por cómo se hacen las cosas, por el tono de una frase.
Pero si paras un momento… si respiras y te escuchas de verdad…
Te das cuenta de que no es eso lo que te está haciendo daño.
Los conflictos de pareja durante la maternidad muchas veces no son sobre el pañal o la hora del baño.
Son sobre lo que no se dice.
Sobre lo que esperabas y no llegó.
Sobre lo que necesitas, pero no sabes cómo pedir sin parecer “demasiado”.
🔹 Necesitas validación y escucha
Tal vez no quieres una solución rápida, ni un consejo.
Solo quieres que te escuchen.
Que alguien te mire y te diga:
“Lo estás haciendo muy bien.”
“Tiene que estar siendo muy difícil.”
Pero en vez de eso, recibes críticas, silencios o indiferencia.
Y ahí es cuando se dispara la discusión.
No porque seas exagerada, sino porque necesitas sentir que alguien ve lo que estás viviendo.
🔹 Necesitas descanso, sin sentirte culpable
Estás agotada. Física, mental y emocionalmente.
Y no es un cansancio que se pase durmiendo una noche… es un cansancio que se te mete en los huesos.
Pero te cuesta pedir ayuda.
Sientes que si paras, todo se desmorona.
Y que si tu pareja no lo ofrece solo, entonces pedirlo sería “reprochar”.
Así que callas. Aguantas. Y cuando estallas, se convierte en conflicto.
🔹 Necesitas sentirte sostenida, no juzgada
En esta etapa, todo se mueve dentro de ti: las emociones, el cuerpo, las prioridades.
Y necesitas un lugar seguro.
Un refugio.
Una pareja que te sostenga en vez de exigirte que seas la de antes.
Si en lugar de eso recibes críticas, comentarios sobre tu carácter o indiferencia hacia tus emociones, la herida se hace más grande.
Muchas veces, cuando discutes, lo que estás diciendo en realidad es:
“Estoy agotada y necesito ayuda.”
“Necesito que estés, de verdad.”
“No quiero pelear contigo, quiero sentir que somos un equipo.”
Los conflictos de pareja no siempre se resuelven con palabras bonitas.
A veces se resuelven con gestos simples, con tiempo de calidad, con presencia real.
Y sobre todo, con la valentía de decir lo que realmente necesitas.
Sin culpa. Sin máscaras. Sin miedo.
Porque mereces ser cuidada, también ahora.
5. Cómo abordar los conflictos sin romper el vínculo
Cuando estás agotada, sensible y con mil cosas en la cabeza, es muy fácil que un comentario mal entendido termine en una discusión.
Y cuando las discusiones se repiten, empiezas a preguntarte si esto se puede sostener.
Si vuestra relación podrá con tanto.
Si ser madre y seguir siendo pareja es posible.
La buena noticia es que sí, los conflictos de pareja durante la maternidad se pueden abordar sin romper lo que os une.
Pero para eso, hace falta parar. Mirarse. Escucharse de verdad.
Aquí tienes algunas claves que pueden ayudarte a afrontar los momentos difíciles desde un lugar más consciente y constructivo:
🔹 Habla desde el “yo siento”
No es lo mismo decir:
“Nunca haces nada” que “Me siento sola cuando tengo que hacerlo todo yo”.
Cuando hablas desde ti, desde cómo te sientes, en lugar de acusar, dejas espacio al otro para escuchar sin ponerse a la defensiva.
🔹 Elige bien el momento
No todas las conversaciones importantes pueden ser en mitad de una crisis.
Busca un momento tranquilo, sin interrupciones, en el que puedas hablar sin que la emoción te arrastre.
Tu cansancio es válido, pero también merece ser escuchado con calma.
🔹 Nombra lo que hay detrás
Atrévete a decir lo que realmente te duele.
No solo lo que te molesta, sino lo que necesitas.
Quizás no sabes cómo ponerlo en palabras, pero puedes empezar diciendo:
“No quiero pelear contigo, quiero que estemos bien.”
🔹 Validar el cansancio mutuo
Aunque tu carga mental y física sea mayor —y eso debe ser nombrado—, reconocer que ambos estáis cansados puede abrir un espacio más empático.
No se trata de competir por quién está peor, sino de cuidaros mutuamente.
🔹 Recordad que sois un equipo
A veces, en medio del caos, se olvida.
Pero este bebé que ahora lo ocupa todo, es vuestro proyecto común.
Y detrás de las discusiones, sigue habiendo amor, miedo, ganas de hacerlo bien.
Recordarlo puede ayudar a suavizar el corazón.
Los conflictos de pareja no son el fin del amor.
Pueden ser un camino hacia una relación más real, más profunda, más madura.
Una donde también hay espacio para ti.
Para tus emociones.
Para tus necesidades.
Para la mujer que eres, además de madre.
6. ¿Y si no sabemos cómo? Buscar ayuda no es rendirse
A veces lo intentas todo: hablar con calma, ceder, explicar lo que sientes…
Y aun así, las discusiones siguen.
O el silencio se instala.
O simplemente sentís que os habéis desconectado.
Y te preguntas:
¿Qué más puedo hacer?
¿Y si no sabemos cómo salir de esto?
La respuesta no siempre está en hacer más.
A veces la respuesta está en dejarte acompañar.
Buscar ayuda profesional no significa que vuestra relación esté rota.
Significa que os importa.
Que queréis entenderos mejor.
Que no queréis seguir haciendo daño donde antes había ternura.
🔹 Acompañamiento psicológico durante la maternidad
Tú estás viviendo una etapa profundamente transformadora.
Y si además hay conflictos de pareja, esa transformación puede sentirse como una carga demasiado grande para sostener sola.
Un espacio terapéutico puede ayudarte a:
- Poner palabras a lo que te pasa.
- Conectar con tus necesidades reales.
- Expresar lo que te duele sin culpa.
- Encontrar formas más sanas de comunicarte.
🔹 Terapia de pareja: un lugar para reencontrarse
La terapia no es para “parejas en crisis” solamente.
Es para quienes quieren volver a encontrarse, ahora que todo ha cambiado.
Para aprender a escuchar(se), a respetar los ritmos, a recuperar la complicidad desde esta nueva etapa.
Y sobre todo, es un lugar donde nadie juzga.
Donde no tienes que ser la fuerte, ni la perfecta.
Solo tú, tal como estás.
Pedir ayuda no es un signo de debilidad.
Es un acto de amor.
Hacia ti. Hacia tu pareja. Hacia tu maternidad.
7. No estás sola. Y esto también se puede sanar.
Convertirse en madre lo cambia todo.
Tu cuerpo. Tus emociones. Tus prioridades.
Y también tu relación de pareja.
Quizás te dijeron que un bebé une.
Pero no te hablaron de las grietas.
De la sensación de distancia.
De las discusiones que no terminan.
Del deseo que desaparece.
Del “ya no sé cómo hablarle sin discutir”.
Los conflictos de pareja durante la maternidad no son un fracaso.
Son una señal de que algo necesita cuidado, mirada, tiempo.
Son una llamada de atención que muchas veces esconde una petición:
“Ayúdame a no sentirme tan sola en esto.”
Y aunque ahora te parezca difícil, hay formas de salir del bucle.
De volver a miraros desde otro lugar.
De reencontraros en esta nueva versión de vosotros.
De construir un vínculo más fuerte, más consciente, más real.
No tienes que tener todas las respuestas.
No tienes que resolverlo todo sola.
Tú también mereces ser sostenida, escuchada, cuidada.
Porque en cuidar de ti… también estás cuidando de tu bebé.
Y de tu relación.
Y de ti misma.
🤍 ¿Sientes que ha llegado el momento de pedir ayuda?
Si estás viviendo una etapa difícil en tu relación y necesitas un espacio donde sentirte escuchada, comprendida y acompañada, podemos trabajarlo juntas.
Reserva una sesión y da el primer paso hacia una maternidad más liviana y una relación más consciente.
A veces, hablarlo con alguien que entienda lo que estás viviendo puede marcar la diferencia.
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