Cuando Laura comenzó la terapia con nuestro equipo, nos explicó que el motivo principal de su consulta era la ansiedad, que afectaba tanto su vida personal como sus relaciones de pareja y familia. Su autoestima y confianza estaban muy debilitadas en ese momento, y sentía que no tenía las herramientas para gestionarlo.

Desde las primeras sesiones, nos enfocamos en crear un espacio seguro en el que pudiera abrirse y expresar lo que le preocupaba, algo que nunca había hecho antes.

Con el paso del tiempo, vimos cómo Laura comenzó a notar cambios muy significativos. No solo logró resolver sus problemas de ansiedad, sino que también mejoró notablemente su autoestima y su seguridad en sí misma. Empezó a sentirse más fuerte emocionalmente, y nos compartió cómo ese bienestar impactaba de manera positiva en su entorno cercano.

Desde el primer momento, Laura conectó con su terapeuta. Las sesiones transcurrían en un ambiente de paz y confianza, donde podía expresarse sin miedo a ser juzgada. A través de nuestras sesiones online, encontró la flexibilidad que necesitaba para avanzar de manera constante en su proceso terapéutico, adaptando las consultas a su ritmo de vida.

Uno de los ejercicios más transformadores para Laura fue el uso de un diario. Al principio, sus pensamientos estaban desorganizados y le generaban mucho malestar. Le sugerimos que escribiera sobre su día a día, y esto le ayudó a identificar patrones en sus emociones y pensamientos. Poco a poco, fue estructurando mejor sus ideas y ganó mayor control sobre sus reacciones, tanto en su vida personal como en sus relaciones. Cada semana comentábamos juntos lo que había escrito, lo que nos permitía profundizar en su autoconocimiento y acelerar su progreso.

Hoy, Laura ya no experimenta episodios de ansiedad. Nos llena de satisfacción ver cómo ha cumplido todos los objetivos que nos propusimos juntas, y cómo su proceso ha sido tan gratificante para ella. Nos ha comentado que recomendaría nuestra terapia a otras personas, destacando la cercanía y confianza que sintió durante todo el proceso

Cuando Marta comenzó la terapia con nosotros, estaba atravesando un proceso de ruptura conyugal.

En ese momento, enfrentaba la difícil decisión de romper su relación y necesitaba apoyo tanto para tomar esta decisión como para iniciar su proceso de recuperación emocional.

Desde las primeras sesiones, trabajamos en ofrecerle un espacio donde pudiera abrirse y reflexionar sobre sus emociones y pensamientos, dándole el acompañamiento necesario en un momento tan delicado.

A lo largo del proceso, Marta fue ganando claridad y fuerza para tomar decisiones importantes en su vida.

Cada sesión fue para ella una oportunidad de abrirse, recibir orientación y encontrar respuestas. Nos compartió que, aunque las sesiones se le hacían cortas, el ambiente cariñoso y comprensivo que encontraba en ellas le resultaba muy valioso. Cada momento de la terapia fue útil para su recuperación y le permitió avanzar en su camino personal.

Marta destaca que el enfoque de la terapia le permitió sentirse apoyada en todo momento. Hoy, nos comenta que sin la ayuda que recibió, aún seguiría mal emocionalmente.

Nos alegra profundamente haber sido parte de su proceso de sanación y de que confíe en nuestro trabajo.

Cuando Carmen llegó a nosotras, estaba al límite de su capacidad para manejar la ansiedad.

Nos contó que había estado "cargando" muchos problemas durante mucho tiempo, hasta que un día no pudo más y todo explotó. Desde la primera sesión, le hicimos ver que lo que estaba experimentando era una respuesta normal tras haber pasado por tantas dificultades. Le proporcionamos pautas para que comenzara a “poner las cosas y a las personas en su lugar”, enseñándole a priorizarse a sí misma y a enfocarse en lo que realmente deseaba para su vida.

Carmen se sintió cómoda desde el principio. Nos dijo que podía hablar abiertamente de cualquier cosa, sin sentirse cohibida ni juzgada. A lo largo de las sesiones, la guiamos para que pudiera llegar a la raíz de sus problemas, ya que muchas veces lo que se percibe como un conflicto es solo una parte superficial del problema real.

Cada semana trabajábamos en algo nuevo, abordando los avances que había logrado. Carmen destacó que no hubo un único momento clave, sino que todo el proceso fue útil y transformador.

Sin embargo, uno de los momentos que más la sorprendió fue el resultado del test de ansiedad que realizamos en la primera semana. Aquel resultado le hizo ver que tenía mucho camino por delante, pero también que todo estaba en sus manos para poder cambiar.

Carmen expresó que, para ella, fuimos un verdadero salvavidas, la luz que la guiaba en un túnel completamente oscuro. Nos contó que se sentía atrapada en un pozo del que no sabía cómo salir, y que fue nuestra mano la que le ayudó a escalar y salir de ese lugar.

Nos compartió que había acudido a dos psicólogas antes de nosotras: la primera fue una experiencia negativa, ya que le abrió más frentes de los que ella había imaginado; la segunda, en la seguridad social, le dio una pauta y le dijo que podía continuar sola. Según sus palabras, siendo personas mayores y con mucha experiencia, sentía que nuestro enfoque les daba “cien mil vueltas”.

Cuando Sara comenzó su terapia, se sentía muy triste, como si se hubiera perdido a sí misma y no supiera cómo encontrarse. Me contó que sus niveles de ansiedad eran tan altos que incluso comenzó a sentir ansiedad por salir de casa. Recuerdo perfectamente su primera frase: "La vida me cuesta". Esas palabras reflejaban el profundo malestar que estaba experimentando.

Desde el primer día, mi objetivo fue ofrecerle un espacio de calma. Sara me dijo que al hablar conmigo en esa primera sesión, sintió tranquilidad y esperanza, como si pudiera finalmente salir del pozo en el que se encontraba. Le expliqué que no estaba sola y que yo sería el faro que la guiaría a través de esa oscuridad. Semana tras semana, le daba “deberes” para que se enfocara en objetivos concretos, y poco a poco, Sara comenzó a ordenar su caos, tanto interior como exterior.

Uno de los logros que más orgullo me da es cómo Sara logró controlar su ansiedad antes de que llegara a los ataques que tanto temía. Para ella, eso fue un gran hito. Además, la terapia le ayudó a ver las cosas con otra perspectiva. Ahora, Sara valora mucho más lo bueno, es capaz de analizar lo malo sin que le afecte en exceso y disfruta de los pequeños momentos de la vida. También aprendió a establecer límites y a decir “no” cuando lo sentía necesario.

Sara había llegado a mí después de una experiencia desagradable con otra terapeuta que, según ella, la había tratado con frialdad. Desde nuestra primera videollamada, me propuse que se sintiera acogida y en confianza. A pesar de la distancia física, Sara me comentó que el ambiente que logramos crear era cálido, como hablar con una amiga en la que confiaba plenamente. Fue muy importante para ella que yo respetara su decisión de no tomar medicación, y me aseguró que el enfoque que seguíamos era exactamente lo que necesitaba.

Durante nuestras sesiones, Sara sentía la necesidad de soltar todo su caos interior. Me decía que a veces hablaba sin parar, casi sin dejarme intervenir, pero ese proceso de "escupir" lo que llevaba dentro le daba un alivio que no encontraba en ningún otro lugar. Al final de cada sesión, aunque le seguía dando vueltas a lo hablado, ya no era lo mismo: había algo de liberación en el proceso.

Para Sara, fui más que su psicóloga: me llamó su “faro”, la luz que la ayudó a encontrar su camino cuando creía que estaba perdida. Tanto ella como su círculo de amigos me integraron en su vida cotidiana. Sus amigas solían preguntarle: "¿Qué tal con Olaya?" o "¿Y Olaya, qué te dice?". Este nivel de confianza y cercanía define cómo me veía Sara, no solo como terapeuta, sino como una parte importante de su vida.

Finalmente, Sara me comentó algo que considero fundamental: la importancia de pedir ayuda cuando no se puede con todo. Cree que sin salud mental, nada funciona, y me dijo que la terapia debe verse con la misma normalidad que una visita al dentista. Le parece esencial que se hable más de la necesidad de ayuda psicológica, para que nadie se sienta mal por no estar bien.

Cuando Daniel comenzó la terapia con nuestro equipo, su principal motivo era la inseguridad, baja autoestima y los pensamientos intrusivos que le afectaban en su día a día. Desde el inicio, nos comprometimos a ayudarle a identificar esas emociones y a darle herramientas para gestionarlas de manera efectiva.

Con el paso del tiempo, Daniel empezó a notar un cambio significativo. Desarrolló una mayor seguridad en sí mismo y, lo más importante para él, aprendió a poner límites a las situaciones que le hacían daño. Ver su progreso fue una de las partes más gratificantes de nuestro trabajo conjunto.

Daniel siempre nos ha dicho que somos su "salvadoras", algo que nos toca profundamente. Nos contó que desde el principio supimos entender lo que le ocurría y que pudo progresar rápidamente. Aunque no nos conoce personalmente fuera del ámbito de la terapia, nos mencionó que cree que somos "brutales", lo que refleja el nivel de conexión y confianza que logró en este espacio terapéutico.

Uno de sus momentos clave fue cuando reconoció en qué aspectos estaba fallando él mismo. Ese fue un gran paso en su autoconocimiento y en su camino hacia el bienestar.

Al principio, Daniel era escéptico respecto a la terapia online, no esperaba que funcionara tan bien como lo ha hecho. Nos comentó que este formato no solo le impresionó, sino que además acomodó su vida y le facilitó avanzar en este aspecto.

Cuando Miguel acudió a nosotras, el motivo principal de su consulta eran los problemas familiares que le estaban afectando profundamente. Desde el inicio, trabajamos con él para ayudarle a gestionar mejor sus sentimientos y darle herramientas para abordar las situaciones que le resultaban más difíciles.

Con el tiempo, Miguel notó una mejora significativa en la gestión de sus emociones, lo que le permitió afrontar los problemas familiares con mayor claridad y calma. Nos comentó que su experiencia en terapia fue muy positiva y que las sesiones le ayudaban mucho a sentirse mejor y a avanzar en su proceso personal.

Una de las técnicas que más le ayudó fue el trabajo específico para gestionar sus emociones. Aplicar estas herramientas en su día a día le permitió controlar mejor sus reacciones y mejorar su bienestar general.

Miguel considera que la terapia le ha mejorado su calidad de vida. Para él, cuidar de la salud mental es fundamental, y nos comentó que este proceso le ayudó a mejorar mentalmente, lo que tuvo un impacto positivo en su vida.

Nos llena de orgullo que Miguel valore tanto nuestro trabajo y que haya expresado lo agradecido que está. Nos dijo que gracias a nuestro apoyo, pudo mejorar muchísimo, y que nos considera no solo como psicólogas, sino como personas maravillosas.

Cuando Javier comenzó la terapia con nosotras, estaba lidiando con altos niveles de estrés y una falta de confianza que le afectaban en su vida diaria. Desde el inicio, nos enfocamos en proporcionarle las herramientas necesarias para que pudiera gestionar mejor estos problemas y ganar seguridad en sí mismo.

Con el paso de las sesiones, Javier fue aprendiendo a manejar el estrés de una manera más efectiva. Logró identificar las técnicas adecuadas para cada momento y cómo aplicarlas en situaciones de alta presión, lo que le permitió sentir que tenía más control sobre sus emociones.

Javier describió nuestras sesiones como amenas y fructíferas, lo que nos alegra profundamente. En cada encuentro, trabajábamos en ofrecerle soluciones prácticas que pudiera implementar en su día a día, y ver cómo eso le ayudaba a progresar fue muy satisfactorio.

Una de las partes más importantes del proceso para Javier fue aprender qué herramientas usar en cada momento, especialmente cuando se sentía estresado. Al final, nos contó que ahora sabe cómo afrontar los problemas con mayor confianza, lo cual ha tenido un impacto muy positivo en su vida.

Nos comentó que su experiencia fue estupenda y que valora nuestra profesionalidad, destacando lo fructífero que fue el proceso terapéutico para él.

Cuando Ana comenzó la terapia con nosotras, uno de los problemas principales que enfrentaba era su baja autoestima. A lo largo de las sesiones, trabajamos juntas para que pudiera aceptar sus sentimientos negativos, reconociendo que son normales y que muchas personas pasan por experiencias similares.

Ana nos contó que desde el principio se sintió cómoda y que, de manera natural, logramos hacerle ver que lo que estaba experimentando no era anormal, lo que le dio una mayor paz interior. Fue un proceso en el que nos enfocamos en normalizar sus emociones y en proporcionarle las herramientas necesarias para gestionar mejor sus pensamientos.

Una de las técnicas más útiles para Ana fue la escritura diaria. Este ejercicio le permitió reflexionar sobre sus emociones y avanzar en su autoconocimiento, ayudándola a ver sus sentimientos desde otra perspectiva.

Nos alegra saber que Ana se siente más compasiva consigo misma y que ahora tiene las herramientas para sobrellevar la ansiedad. Nos comentó que la terapia también le hizo reflexionar sobre la importancia de la comunicación en la pareja, algo que había sido un desafío para ella en el pasado. Aprendió a reconocer sus errores y, al mismo tiempo, a no tolerar ciertas actitudes que le hacían daño.

Cuando Pedro acudió a nosotras, estaba atravesando una difícil ruptura de pareja. A lo largo de las sesiones, trabajamos juntos para que pudiera reconectar con su amor propio, aprender a poner límites y, lo más importante, comenzar a vivir de una manera que realmente le hacía feliz, acorde a sus propios deseos y necesidades.

Pedro nos comentó que el proceso terapéutico se sintió como una charla entre amigos. Desde el primer momento, logramos que se sintiera cómodo, algo que fue clave, ya que no suele desahogarse con nadie. Contarnos lo que le estaba sucediendo no fue fácil, pero a lo largo de las sesiones fue ganando confianza para abrirse.

Una de las herramientas que más le ayudó fue el trabajo mediante la escritura. A través de este ejercicio, pudo descubrir muchas cosas sobre sí mismo que desconocía, profundizando en su autoconocimiento y en el manejo de sus emociones.

Nos llena de satisfacción saber que considera nuestro enfoque como una manera de aprender el autocuidado. Le ofrecimos herramientas que le ayudaron a ser más autosuficiente, sin necesidad de depender de nosotras a largo plazo, algo que valoró mucho en su proceso de mejora.

Pedro describió las sesiones con una palabra que nos sorprendió: “hogareñas”. Aunque no es un término que normalmente se asocie a la terapia, explicó que la comodidad que transmitíamos le hacía sentir de esa manera, lo que facilitó su avance y le permitió abrirse completamente a su proceso.

Cuando Marta llegó a nosotras, buscaba ayuda para controlar los fantasmas y traumas del pasado, tanto a nivel personal como sentimental. A lo largo de las sesiones, trabajamos juntas para que pudiera gestionar esas experiencias y evitar que distorsionaran su vida actual.

Con el tiempo, Marta empezó a notar un cambio significativo. Nos contó que ahora es capaz de hablar sobre sus problemas, ha dejado de sobrepensar y ya no cae en los patrones repetitivos que antes afectaban su paz y calma. Esto le ha permitido vivir de manera más presente y disfrutar de nuevos sentimientos sin que los traumas del pasado reaparezcan y alteren su realidad.

Marta describió su experiencia terapéutica como muy positiva. Aprender a manejar sus emociones le ha permitido descubrir más sobre sí misma y sus capacidades, algo que considera clave en su proceso de crecimiento personal.

Una de las herramientas que más le ayudó fue el análisis de sus emociones. Este ejercicio le permitió comprender y gestionar lo que sentía, en lugar de dejar que esos sentimientos la abrumaran.

Marta recomienda a quienes estén pasando por una situación similar que hagan una primera consulta, ya que compartir su experiencia y recibir un enfoque distinto y profesional fue muy útil para ella. También nos comentó que, aunque las sesiones fueron online, las encontró muy amenas y efectivas.

Cuando Paula comenzó la terapia, se sentía siempre enfadada y con pocas ganas de vivir, apenas lo justo para seguir adelante. A lo largo de las sesiones, trabajamos en gestionar esas emociones y en ayudarla a recuperar su vitalidad.

Con el tiempo, empezó a notar un cambio significativo. Ahora tiene muchas ganas de vivir, sigue manteniendo su carácter fuerte, pero ha aprendido a no enfadarse por cosas insignificantes, lo que le ha permitido vivir con más serenidad.

Desde el principio, Paula se sintió cómoda en nuestras sesiones. El ambiente siempre fue positivo, lo que facilitó la confianza necesaria para hablar abiertamente. Aunque mirando atrás considera que en un tema concreto el enfoque no fue el adecuado, las herramientas proporcionadas le sirvieron igualmente para avanzar en su proceso.

Uno de los ejercicios que más le ayudó fue la escritura. Este hábito le permite relativizar y comprender mejor sus emociones, aportándole una mayor claridad mental.

En varias ocasiones Paula ha expresado que la terapia le cambió la vida. Aunque sabe que la perfección no existe, ahora cuenta con herramientas que le permiten afrontar los problemas y las épocas difíciles con tranquilidad. Poder vivir con la mente en paz es algo que considera un verdadero lujo.