Clinica Psicología Online

Perfeccionismo: cuando ‘hacerlo perfecto’ sabotea tu proyecto y tu bienestar

El precio oculto de hacerlo “demasiado bien”

Tabla de contenidos

Lo tenías casi listo. Solo faltaban un par de detalles: revisar una vez más el diseño, mejorar un poco el texto, pulir ese email de bienvenida. Solo un poco más. Pero lo que era un proyecto con potencial se convirtió en una carga que aplazaste otra semana. Y otra. Y otra más.

¿Te resulta familiar?

Si emprendes o lideras un proyecto propio y eres una persona perfeccionista, es probable que convivas con la sensación de que nunca es suficiente. Que siempre hay un nivel más alto al que podrías llegar si te esfuerzas un poco más. Que mostrar algo antes de estar “perfecto” es arriesgado. Y que si no das la talla, te van a juzgar.

El perfeccionismo no siempre se nota desde fuera. Puede camuflarse de profesionalismo, de compromiso, incluso de amor por lo que haces. Pero cuando se vuelve demasiado rígido, empieza a cobrar un precio: paraliza decisiones, agota tu energía y te desconecta de lo que realmente importa.

Este artículo no es para convencerte de que bajes tus estándares. Es para ayudarte a entender cuándo ese ideal de excelencia está saboteando tu avance —y cómo empezar a salir del bucle.

¿Qué es el perfeccionismo? (Y por qué no es lo que crees)

No, el perfeccionismo no es simplemente querer hacer las cosas bien. 

El problema aparece cuando el deseo de hacer algo “lo mejor posible” se convierte en una trampa: no lo haces, lo rehaces, lo ocultas o lo postergas por miedo a no cumplir con un estándar autoimpuesto.

Desde la psicología basada en evidencia, se ha estudiado el perfeccionismo como un patrón de conducta caracterizado por una combinación de:

  • Altos estándares poco realistas
  • Autocrítica constante
  • Miedo a cometer errores
  • Dificultad para tolerar el juicio externo

Como ves, no se trata de buscar excelencia, sino de necesitarla para sentirte válido. El perfeccionismo, entonces, deja de ser una fortaleza para convertirse en una fuente constante de insatisfacción.

Y como toda conducta humana, tiene una función: protegerte del error, de la crítica o del rechazo. Pero lo hace a costa de tu libertad, tu bienestar, y puede que incluso del éxito de tu proyecto (porque sí, el ensayo-error es una de las mejores formas de aprender y avanzar).

Tipos de perfeccionismo (y cómo sabotean tu emprendimiento)

No todas las personas experimentamos el perfeccionismo de la misma forma. Vamos a diferenciar distintos tipos de perfeccionismo, con el objetivo de ayudarte a identificar cuál es el patrón verbal que te está jugando malas pasadas en tu vida profesional:

1. Perfeccionismo autoimpuesto

La voz interna dice: “Podría hacerlo mejor. Siempre hay margen de mejora. No me puedo permitir un fallo”.

🔹 Cómo se manifiesta: rehaces tareas mil veces, te frustras si no controlas todo el proceso, no celebras logros porque “no era para tanto”.

🔹 Ejemplo emprendedor: preparas un lanzamiento durante semanas, pero no lo publicas porque “no está perfecto aún”. Mientras, otro profesional con menos calidad técnica te adelanta por la izquierda y ya está vendiendo.

2. Perfeccionismo orientado a los demás

Aquí el foco está en demostrar valor. El diálogo interno suena así: “Tengo que estar a la altura de lo que esperan. No puedo mostrar debilidad”.

🔹 Cómo se manifiesta: trabajas más de lo necesario para no defraudar, ocultas inseguridades, evitas pedir ayuda para no parecer inexperto.

🔹 Ejemplo emprendedor: te cuesta mostrarte en redes o hablar de tu servicio porque temes que te juzguen por no tener la web perfecta, los testimonios ideales o la estética pulida.

3. Perfeccionismo socialmente prescrito

Este tipo aparece cuando sientes que los demás esperan de ti la perfección, y que cualquier fallo será criticado o castigado.

🔹 Cómo se manifiesta: ansiedad anticipatoria, miedo paralizante a equivocarte, hiper alerta frente al juicio.

🔹 Ejemplo emprendedor: evitas delegar tareas porque si alguien comete un error, tú quedarás mal. Acabas sobrecargado y atrapado en tareas que no deberías estar haciendo.

El coste silencioso: productividad, salud mental y relaciones

El perfeccionismo no solo consume tiempo. Consume vida.

🔸 Procrastinación crónica

Cuanto más miedo tienes a fallar, más pospones la acción. Pero como estás ocupado “mejorando” cosas, parece que estás siendo productivo. Y no lo estás: estás evitando. El perfeccionismo es una procrastinación elegante.

🔸 Ansiedad y fatiga constantes

Vivir en estado de alerta, con la idea de que todo debe estar impecable, te agota. Y el agotamiento sostenido te vuelve más rígido, más irritable y menos creativo. Lo que antes hacías con ilusión, ahora lo haces con presión.

🔸 Dificultad para tomar decisiones

Cuando todo tiene que ser impecable, decidir se vuelve una tortura. Cualquier opción puede ser “la incorrecta”, así que le das vueltas infinitas y no eliges nada.

🔸 Relación dañada con el equipo (o contigo mismo si trabajas solo)

Si no delegas porque nadie lo hará como tú, acabas encerrado en tareas que no te corresponden. Y si trabajas solo, acabas siendo tu peor jefe: el más exigente, el que nunca está satisfecho.

El antídoto: el experimento del “mínimo viable imperfecto”

Una de las ideas más poderosas que puedes aplicar —como emprendedor y como ser humano— es esta:

Hazlo imperfecto, pero hazlo.

Sí, existe el famoso concepto de Producto Mínimo Viable (MVP). Pero aquí vamos más allá: hablamos del mínimo viable imperfecto. Es decir: una versión que sirve para avanzar, aunque no cumpla con tu estándar de perfección.

🔹 Cómo aplicarlo en la práctica

  • Lanza un servicio piloto sin logo definitivo. ¿Funciona? ¿La gente responde? Eso vale más que cualquier branding.
  • Comparte un post en redes sin revisar tres veces la redacción. El impacto está en el mensaje, no en la coma.
  • Ofrece una sesión gratuita con estructura clara, aunque no tengas aún el ebook descargable ni la automatización perfecta.

🔸 ¿Y si fallo?

La pregunta real es: ¿y si no haces nada por miedo a fallar? Porque ahí sí hay una pérdida segura.

Recuerda: tus clientes, tu audiencia, tu comunidad… no necesitan verte perfecto. Necesitan verte presente, comprometido, honesto. Nadie conecta con un ídolo inalcanzable. Conectamos con lo humano, con lo valiente, con quien se atreve a mostrar el proceso.

Psicoterapia y perfeccionismo: ¿cómo se trabaja?

Como terapeuta y emprendedora, te lo digo con claridad: se puede vivir de otra forma. Más libre. Más efectiva. Más conectada con lo importante.

En psicoterapia, no buscamos “curar” el perfeccionismo, sino entender qué función cumple en tu vida y ayudarte a elegir formas más útiles de actuar, desde el análisis funcional y la psicología contextual.

Trabajamos sobre:

  • La historia de aprendizaje que dio sentido a esa exigencia.
  • Los contextos que refuerzan la autoexigencia crónica (redes, entornos de éxito, discursos emprendedores tóxicos).
  • La acción comprometida: avanzar hacia lo valioso incluso con miedo o imperfección.

Y lo hacemos desde una relación real, sin juicio, sin soluciones mágicas, sin falsas promesas. Solo con ciencia, presencia y dirección.

Conclusión: No necesitas hacerlo perfecto. Solo necesitas avanzar.

Si este artículo te ha removido algo, si te has reconocido en estos patrones, quiero que te quedes con esto:

El perfeccionismo no es sinónimo de excelencia. Es, muchas veces, una prisión disfrazada de virtud.

Y tú no tienes que quedarte atrapado ahí.

Tu proyecto, tu salud mental, tus relaciones… todo mejora cuando te das permiso para avanzar imperfectamente.

¿Te cuesta hacerlo solo? Aquí hay un espacio seguro y riguroso donde puedes empezar a cambiar eso.

👉 Si estás preparado para dejar de posponer tu bienestar, agenda una consulta de valoración.
Y si aún no lo estás, recuerda que puedes volver cuando quieras. Este espacio seguirá aquí para ti.

Escrito por:
Picture of Olaya
Olaya
Ser libre lo cambia todo
Reserva ahora tu sesión de valoración gratuita
Esta sesión dura 20 minutos, es gratis, y sirve para conocernos y valorar cómo podemos ayudarte.
Podrás iniciar tu tratamiento con consultas desde 50 euros, te orientamos en la sesión de valoración inicial.